Su privilegiada situación hizo que los primeros pobladores se asentaran en el municipio Moratallero, numerosos vestigios han dejado prueba de ello. Declarados patrimonio de la humanidad por a UNESCO.
Ya desde el Neolítico se asentaron numerosos grupos de agricultores y pastores, estableciendo sus viviendas en lugares donde poder defenderse cono cornisas o sitios amurallables.
Época Romana
El territorio de Moratalla también se Romanizo tras la conquista de Cartagena en el año 209 a. C. por Escipion y la derrota de Aníbal, tomaron la península a la que llamaron Hispania, numerosos vestigios demuestran un fuerte asentamiento Romano en todo el territorio.
En época de dominación musulmana, el rey de la Taifa de Murcia, Muhammad ibn Mardanis, contó con el dominio de estas tierras, hasta que le fueron arrebatadas por su primo Yusuf Ibn Hilal.
Tras este suceso comienza una nueva campaña para su recuperación, que le cuesta a Ibn Hilal perder uno de sus ojos, por negarse a entregarla pacíficamente.
En 1212, el poderío de al-Ándalus comienza a decaer. La Orden Militar de Santiago, aprovechando la debilidad musulmana, llega a Segura de la Sierra y la conquista. El Rey castellano Fermando III, en carta de donación, concede Segura con todos sus términos a la Orden.
A lo largo del siglo XVI, Moratalla experimentó un importante crecimiento de la población tras la caída del reino Nazarí.
Durante este periodo, la agricultura y la ganadería serán la base económica de la localidad. Se comienzan a implantar nuevos cultivos, la ganadería toma peso y se hace más variada. La falta de agua en ocasiones supondrá graves problemas para ambos sectores.
También en este momento comienza la explotación forestal maderera, que se convertirá en una actividad económica para la localidad.
Desde mediados del siglo XIX, la vida campesina resultaba muy dura por epidemias y crisis agrícolas recurrentes, fenómenos sociales como el bandolerismo y el caciquismo y la nula industrialización.
Incluso a mediados del siglo XX apenas había industria y las malas comunicaciones mantenían a Moratalla aislada de las rutas comerciales, provocando una paulatina despoblación.
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